De un ramo entero de lilas
Me tocó tan solo una lila,
Y pasé toda la noche pensando en Elena,
Luego permanecí el día entero en esperas.
Me parecía que en la espuma blanca
Desaparece mi querida tierra,
Florecen las húmedas lilas
En la popa de un gran barco.
Más allá de los cielos fogosos
Ella pensó en mí,
La chica con los ojos de gacela
De mi sueño favorito.
Me saltaba el corazón como si fuese una pelota de chicuelos,
Confiaba en el barco como si fuese mi hermano
Porque no puede ser de otra forma,
Porque la quiero.
Из букета целого сиреней
Мне досталась лишь одна сирень,
И всю ночь я думал об Елене,
А потом томился целый день.
Всё казалось мне, что в белой пене
Исчезает милая земля,
Расцветают влажные сирени,
За кормой большого корабля.
И за огненными небесами
Обо мне задумалась она,
Девушка с газельими глазами
Моего любимейшего сна.
Сердце прыгало, как детский мячик,
Я, как брату, верил кораблю,
Оттого, что мне нельзя иначе,
Оттого, что я ее люблю.
«Cuando moría de sed, / convertiste agua en vino, / pero el milagro realizado una vez, / no se pudo realizar de nuevo. Tu vino no embriagaba, / escondía la amargura del sufrimiento, / su color era el color del ópalo. / ¡Me diste de beber fuego!»
«Camino sola por el universo / con mi sueño majestuoso, / con mi odio hacia la vida perecedera, / con mi belleza amarga. / El destino me convirtió / en zarina de un trono ilusorio… / La corona de mis trenzas negras glorifica / la curva orgullosa de mi frente. / Pero en los siglos ...»
«Pisa sin esfuerzo, / silenciosa como la tormenta, / tiene alas de plata / y oscuros ojos grises. Su amor es ineludible, / en sus roces la frescura del sueño, / me eligió mientras pasaba / al lado de otros. ¡No huiré y no olvidaré! / Para entregar las flores más dulces / esper...»
«Atormentado por una sed espiritual, / erraba yo por un tenebroso desierto, / y en la encrucijada de un sendero / se me apareció un serafín de seis alas. / Con sus dedos, ligeros como un sueño, tocó mis pupilas / que se abrieron como las de un aguilucho alarmado; / tocó mis orejas, y...»