Me son conocidas las extrañas visiones nocturnas:
Cuando camino hacia el silencio,
Cuanto me encanta su tacto,
Siento como crece la fuerza luminosa dentro de mi.
Desconozco si reza o hechiza mi alma,
Desconozco, pero me es placentero este mensaje...
Siento que el tiempo se partirá en dos,
Y el futuro será lo que es.
Esperanzas, lejanías y aproximaciones,
Reclusas en un poderoso círculo.
Mis deseos cuan viento ardiente,
Cuan viento sin obstáculos e imperiosos.
Observo como se prende
El brillo de las nuevas blancas aureolas...
Se tocan en mi interior, por encima del tiempo,
Los comienzos y los fines.
Ночные знаю странные прозрения:
Когда иду навстречу тишине,
Когда люблю её прикосновения,
И сила яркая растёт во мне.
Колдует ли душа моя иль молится, —
Не ведаю; но радостна мне весть…
Я чую, время пополам расколется,
И будущее будет тем, что есть.
Все чаянья, — все дали и сближения, —
В один великий круг заключены.
Как ветер огненный, — мои хотения,
Как ветер, беспреградны и властны.
И вижу я, — на ком-то загораются
Сияньем новым белые венцы…
Над временем, во мне, соприкасаются
Начала и концы.
«No todos saben cantar, / no todos pueden ser manzana / y rodar a los pies de los demás. Esta es la suprema confesión / que puede hacer un granuja. Ando intencionalmente despeinado / con la cabeza como una lámpara a petróleo. / Me gusta iluminar entre tinieblas / el deshojado otoño...»
«Aquel país que podría ser un paraíso / se convirtió en guarida de fuego. / Avanzamos cuatro días, / cuatro días de no comer. No es preciso el manjar terrestre / a esta hora extraña y clara, / porque la palabra de Dios / nos mantiene mejor que el pan. Las semanas cubiertas de san...»
«Llegué a visitar al poeta / Exactamente al mediodía, un domingo. / En el cuarto espacioso reinaba el silencio / Afuera, en la calle, hacía frío. Un sol agradable se paseaba / Sobre el tupido humo grisazul… / El poeta me miraba fijamente, / En silencio, como un gran anfitrión. Es...»
«Al calor de mediodía en un valle de Daguestán / con un plomo en el pecho yacía yo inmóvil; / Honda humeaba todavía le herida; / Goteando escurría sangre mía. / / Tendido y solo en la arena del valle; / Alrededor se apretaban los riscos del monte, / el sol quemando su cimas amar...»