¿Os acordáis del hielo en la garganta
cuando el tropel de la barbarie ciega
desbordó su estridencia en nuestro suelo
sembrándolo de invierno sin promesas?
La razón opusimos como escudo
contra el cual no hay ariete que no ceda.
¡Cómo venció al destino Leningrado!
¡Qué reluciente roca de firmeza!
Y cuando, en la escalada de su hazaña,
rompió el anillo que oprimió sus piedras,
¡con qué asombrado grito de entusiasmo
se derramó el aplauso sin fronteras!
¡Oh qué inmensa la gloria de ese nombre
donde culmina el sol de la leyenda!
Cuanto fuera imposible, Leniogrado
lo realizó en el cielo y en la tierra.
Вы помните ещё ту сухость в горле,
Когда, бряцая голой силой зла,
Навстречу нам горланили и пёрли
И осень шагом испытаний шла?
Но правота была такой оградой,
Которой уступал любой доспех.
Всё воплотила участь Ленинграда.
Стеной стоял он на глазах у всех.
И вот пришло заветное мгновенье:
Он разорвал осадное кольцо.
И целый мир, столпившись в отдаленьи,
В восторге смотрит на его лицо.
Как он велик! Какой безсмертный жребий!
Как входит в цепь легенд его звено!
Всё, что возможно на земле и небе,
Им вынесено и совершено.
«El viento azotaba la tierra entera, / por todos los confines. / En la mesa ardía una vela, / una vela ardía. Igual que los enjambres de palomillas / buscaban las llamas durante el estío, / los blancos copos desde el patio / volaban hasta la ventana. En los vidrios la borrasca / es...»
«A veces, me parece que los soldados / no regresaron de los campos sangrientos, / y nunca fueron enterrados en la tierra, / sino que se convirtieron en grullas blancas. Desde aquellos tiempos lejanos hasta hoy / vuelan y nos llaman con su voz… / Si no, ¿por qué tan frecuente y tristeme...»
«S. E. Yo escribí en la pizarra / y en los pliegues de viejos abanicos / y en el río y en la arena del mar / con los patines sobre el hielo y con el anillo sobre el cristal- y en los troncos que tienen cientos de inviernos / en fin — ¡para que todo el mundo lo supiera! — / qué tú...»
«Me gusta que no estás loco por mí. / Me gusta que no estoy loca por ti. / Y que el pesado globo terráqueo / no se derrumbe bajo nuestros pies. / Me gusta que podamos ser divertidos / -licenciosos- sin jugar con las palabras, / sin sonrojarnos con esta ola sofocante / al rozar ligera...»